Todos tenemos la obligación moral de cuidar la naturaleza y el medio ambiente.
Existen algunas sencillas prácticas que podemos agregar en nuestra rutina diaria. Nos ayudarán a aportar ese pequeño granito de arena para legar un mundo mejor a las futuras generaciones.
Sin más dilación, te indicamos algunas de estas prácticas.
Usar el transporte público
No siempre es posible usarlo (sobre todo a determinadas horas o si no existen líneas en el trayecto que debes hacer). Sin embargo, el transporte público permite reducir nuestra huella de carbono de una forma importante.
Tan solo tienes que sumar la cantidad de personas que van en un tren o en un autobús y pensar lo que pasaría si todos fuesen en su coche propio.
Otra opción muy interesante es la de hacerse con una bicicleta. Es una estupenda manera de mantenerte activo haciendo ejercicio, al mismo tiempo que contribuyes al cuidado del medio ambiente. También es muy efectivo para reducir los niveles de CO2 de la atmósfera.
Apaga las luces
Si no estás usando las luces, apágalas. No solo te servirá para reducir la factura de la luz, sino que también evitas consumir recursos de forma innecesaria.
También es recomendable hacer el cambio a las bombillas de bajo consumo. Es cierto que cuestan más, pero permiten reducir las emisiones de carbono y tu factura eléctrica.
Consumo productos ecológicos
Los productos ecológicos tienen todas las garantías de que en el proceso de su producción se cumplieron con los protocolos establecidos. Entre otras cosas, no se contaminaron lagos, ríos o mares y la alimentación que recibieron los animales fue natural.