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Origen
El Yorkshire Terrier o Yorkie es una especie canina originaria de Inglaterra. Su origen se remonta a mediados del siglo XIX. Debe su nombre a la región de Yorkshire, donde obreros procedentes de Escocia se asentaron y buscaron trabajo tras la Revolución industrial. Estos, a su vez, trajeron consigo a algunos terriers que, mezclados con la variedad inglesa, dieron lugar a esta raza.
Su función primaria fue eliminar ratas en almacenes o fábricas de tejidos, principales lugares en los que trabajaban los obreros escoceses. En 1870 fue reconocido como tal y adquirió popularidad como mascota o perro de compañía de las damas de las clases altas. Como ladran mucho, también pueden funcionar como vigilantes.
Carácter y características
El Yorkshire Terrier es un perro pequeño, inteligente, curioso, agradable y de fuerte personalidad. Posee el ímpetu propio de los terriers, no se deja intimidar por perros más grandes; y su porte aristocrático y altanero lo dota de un encanto natural. Le gusta llamar la atención. Es cariñoso con los miembros del hogar y receloso con los extraños.
Su pelo es lacio, largo, fino y brillante; normalmente, en la parte delantera se le recoge para no limitar su visión. Los colores de su pelaje suelen ser negro, carmelita oscuro. En zonas de la cabeza, las patas y el pecho, puede adquirir coloraciones cobrizas y también con tonalidades azules oscuras.
Sus patas son cortas y peludas. Sus orejas son pequeñas, cubiertas de pelo y permanecen casi siempre en alerta.
Machos y hembras miden aproximadamente 17 cm y no suelen pesar más de 3.2 kg. Su periodo de vida estimado es de entre 11 y 20 años, en dependencia de su peso.
Salud y cuidado del Yorkshire Terrier
Debido a su pequeño tamaño, el Yorkshire Terrier presenta muchos problemas de salud, como luxación de la rótula, enfermedades cardiacas, hidrocefalia, hipoglucemia, fontanelas abiertas, colapsos de tráquea, convulsiones, bronquitis, linfangiectasia, derivación portosistémica, cataratas y queratitis seca, además de no ser muy tolerantes a la anestesia.
También, como consecuencia de un sistema digestivo delicado, suelen tener vómitos o diarrea, por incumplir su dieta alimenticia regular. En este sentido, se recomienda administrarles pequeñas porciones de alimentos.
Igualmente, por su pequeño tamaño, se les puede lastimar fácilmente. Se les debe realizar de dos a tres paseos diarios cortos, peinarlos con bastante frecuencia para evitar enredos y bañarlos dos veces al mes. Para prevenir el sarro o que se les enfermen las encías, hay que cepillarles los dientes periódicamente, así como revisar sus orejas para impedir posibles infecciones.
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Bibliografía