Beto es un perro que vivía en una fábrica, donde los trabajadores le daban comida pero no se dejaba coger. Un día lo atropellaron, por suerte no tenía ningún hueso roto. Desde ese día que lo tengo de acogida en mi piso. Hoy está perfecto de salud. De a poco va perdiendo el miedo que le tenía a las personas. Se lleva bien con otros perros y es muy tranquilo e inteligente.